Entre medidas, contramedidas y pactos en la guerra comercial, Christine Lagarde, presidenta del Banco Central Europeo (BCE), ha sostenido en una visita a Pekín que “las políticas comerciales coercitivas no son una solución sostenible a las tensiones comerciales actuales”.
Sin mencionar a Donald Trump, la banquera sa ha afirmado que el proteccionismo no resuelve las causas de los desequilibrios y “erosiona los cimientos de la prosperidad global” sin que nadie salga beneficiado.
En un momento en el que se cuenta con unas cadenas de suministro “profundamente integradas” y con menor alineación geopolítica, “el riesgo es mayor que nunca”, ha planteado en un discurso en el banco central chino. Es un juego en el que no ve ganadores, porque el escenario más común es que las políticas coercitivas “lleven a represalias y resultados perjudiciales”.
De ahí que la mandamás del BCE inste a alcanzar soluciones acordadas “si vamos en serio con preservar nuestra prosperidad”, aunque se den diferencias geopolíticas. Pide que se mantenga el marco multilateral para el comercio global, que “tanto ha beneficiado a nuestras economías”.
En el marco de la visita de Lagarde, el BCE y el Banco Popular de China han firmado un memorando de entendimiento para cooperar en banca central. El documento incluye la base para el intercambio de información, diálogo y cooperación entre las dos instituciones regularmente.