La princesa Amalia de Orange, que ha sufrido una caída de un caballo este martes, se ha fracturado un brazo y ha tenido que ser ingresada de urgencia en el Hospital Universitario de Utrecht para una intervención quirúrgica en la extremidad dañada, según ha anunciado la casa real el mismo martes.
Por el momento se desconoce el estado de la princesa más allá de la fractura y se espera que necesite un período de convalecencia tras la operación. También se desconoce si la hija y heredera de los reyes Guillermo Alejandro y Máxima montaba a Mojito, el caballo del que se ocupa ella misma en La Haya y que ha llevado a algunas competiciones. “Si no lo cuidas tú misma, no tienes derecho a montarlo. Si realmente me quieres conocer, debes verme cuando estoy con mi caballo. Es en ese momento cuando realmente puedo ser yo”, dijo Amalia, según recoge el libro de Claudia de Breij Amalia (2021, Pluim).
“La princesa de Orange se fracturó el brazo hoy tras caerse de su caballo. Será operada en el UMC Utrecht. Se ofrecerá más información en cuanto quede claro cuáles serán las posibles consecuencias para las obligaciones oficiales y otros acuerdos”, ha comunicado la casa real neerlandesa mientras la reina Máxima visitaba el palacio Noordeinde para la Fundación Mind Us. Durante el acto, afirma la prensa neerlandesa, la reina atendió una llamada privada y no hizo comentarios sobre la caída de su hija.
No es la primera vez que Amalia sufre un traumatismo óseo, en el verano del 2026 pasó por un esguince grave en el pie que le hizo posar con un vendado en la zona para las fotografías familiares de ese verano de la familia real. Amalia, que ha empezado a asistir a sus primeros compromisos en solitario desde principios de año, podría modificar su agenda en los próximos meses por la caída y también atender otros que encajen con su convalecencia.
La princesa heredera de los Países Bajos estuvo de incógnito en Madrid, ciudad que consideró su casa y refugio, durante la mayor parte del 2023. Durante los últimos meses del 2022, la princesa Amalia no desarrolló una vida normal debido a la preocupación por su seguridad. La inteligencia del país descubrió entonces unos mensajes encriptados sobre un supuesto ataque o secuestro a la princesa y su protección se reforzó. Amalia no pudo mudarse junto a unas amigas al piso del centro de Amsterdam que habían alquilado sus padres para su nueva etapa universitaria y finalmente estudió un año de su grado de Políticas, Psicología, Derecho y Economía a distancia desde Madrid.