“Con Uber gasto la mitad de combustible”

Barcelona

Entrevista a Esther Sala, una de las pocas taxistas de Barcelona que trabaja con la controvertida app y se atreve a contarlo

FOTO ALEX GARCIA TAXISTA DE BARCELONA QUE TAMBIEN TRABAJA PARA LA EMPRESA VTC UBER 2024/12/02

Esther Sala, en su taxi, en el barrio de Sant Antoni, mirando la aplicación de Uber en su teléfono

Àlex Garcia

Esther Sala es una taxista del área metropolitana de Barcelona de 52 años que de manera regular trabaja con la aplicación de Uber. “A mí es que no me gusta que me digan lo que tengo que hacer ¿acaso esa gente me paga las facturas? –proclama con un tono un tanto reivindicativo–. Me bajé la aplicación de Uber hace un año y pico. De esta manera puedo optimizar mi trabajo y llego a casa a las nueve de la noche, a tiempo para cenar, en lugar de a medianoche hecha polvo. Mi vida es así mucho mejor. Enfrentarse a la modernidad, como insisten en hacer tantos, no tiene sentido”.

Fue hace ya unos cuantos años la última vez que apareció en estas páginas un taxista del área metropolitana de Barcelona que se había bajado la aplicación de Uber. Y lo hizo para denunciar que le habían quemado el coche, y también escrito la palabra Uber con un aerosol en el capó ennegrecido. Otrora también circularon por la redes sociales algunas listas negras con datos de taxistas que al menos entonces trataban de captar clientes con la aplicación de la muy controvertida multinacional de San Francisco.

“Con esta app puedo llegar a mi casa a las nueve de la noche, en lugar de a las doce”, dice Sala

Sala fue mensajera, hace mucho tiempo, y también conductora de ambulancias, y sobre el 2002 se hizo con un taxi. “Vi que con los taxis se podía ganar mucho más dinero que con las ambulancias, y que además el ambiente de trabajo era mucho mejor, muy bueno –recuerda la taxista–. La verdad es que unas cuantas mujeres ya habían picado mucha piedra y abierto el camino, y en las paradas de taxis la mayor parte de los compañeros trataban de hacerte las cosas fáciles, de echarte una mano, de ayudarte. Pero hablamos de un oficio muy duro. Tienes que echar muchas horas, el tráfico en Barcelona no cesa de empeorar, cada día tenemos más aerobuses en el aeropuerto, el resto del transporte público también está mejorando mucho ¡y a mí una vez un tío súper pijo con cara de tonto fue y me puso un machete en el cuello! La noche es muy complicada…”.

Fuentes de Uber detallan que en estos momentos unos 1.500 taxistas del área metropolitana trabajan de manera regular a través de su aplicación. Hace poco más de un año eran un millar. Cada uno acepta los encargos que considera oportuno. El precio de la carrera lo marcan las tarifas oficiales, en este caso la 3, que permite fijar el precio de antemano. Actualmente la comisión de la compañía es del 12,5% por servicio. La plataforma no ofrece muchos más datos al respecto, una circunstancia muy habitual en este tipo empresas tecnológicas.

Los taxistas que tildan de traidores y de cosas peores a los compañeros que trabajan con esta aplicación reponen que, en cuanto la empresa alcance una posición de dominio en el mercado, multiplicará sus comisiones y condenará a los taxistas a la precariedad laboral. Tras dos salidas un tanto precipitadas de Barcelona, después de que no le dejaran operar a través de particulares y de las restricciones al trabajo de los coches de alquiler con conductor, también conocidos como VTC, Uber encontró en los taxistas el camino para asentarse en la capital catalana.

Sala también cuenta que cada día viene a realizar unas 25 carreras, así a ojo de buen cubero, y que de ellas a veces más de la mitad las efectúa a través de esta aplicación. “Yo es que no soporto hacer la procesionaria –prosigue –, tener que esperar mi turno mano sobre mano en las paradas, y mucho menos estar dando vueltas por toda Barcelona en busca de clientes ¡con la aplicación de Uber gasto al menos la mitad de combustible! Y eso es bueno para todos ¿no? A veces me hago la hoja del día en la mitad de tiempo. Son detalles que te dan mejor calidad de vida. Además, con la app de por medio todos nos sentimos mucho más seguros, los clientes y yo. Los dos estamos identificados, los dos nos podemos puntuar, los dos sabemos que, si no nos comportamos, nos quitarán la aplicación y saldremos perdiendo. Y si vienen de Arabia Saudí la app nos hace de traductora. Es una aplicación universal. Y la gente joven, bueno, no está dispuesta a esperar el taxi en una esquina con la mano levantada, ya no”.

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