Transcurridos más de ocho meses desde la tragedia, la riada de Valencia vuelve a la portada del prestigioso The Washington Post, sin el dramatismo del primer día, y centrando su atención en las posibles consecuencias penales del suceso. Un extenso reportaje recoge numerosos testimonios de víctimas, abogados y expertos, y desde su titular plantea una cuestión vital: “Las inundaciones de Valencia fueron una catástrofe. ¿Fueron también un crimen?
El trabajo periodístico recuerda al lector las circunstancias de la dana a través de la visión de varios familiares de víctimas que han declarado en el juicio, menciona el testimonio de varios expertos, la representación legal de la consellera Pradas -que desestimó la oferta de ser entrevistada- y abogados de la acusación, como Manuel Mata.
La instrucción de la jueza Ruiz Tobarra podría derivar en un juicio al que el Washington Post considera especialmente significativo por su falta de precedentes
Pero el aspecto quizá más interesante para el lector valenciano, familiarizado con todos esos detalles, es la premisa de que la instrucción de la jueza Ruiz Tobarra podría derivar en un juicio que TheWashington Post considera especialmente significativo por su falta de precedentes. Tras desastres naturales, es difícil procesar a alguien.
“La jueza Nuria Ruiz Tobarra —cuyo propio juzgado quedó inundado— ya ha imputado a dos cargos políticos implicados en la respuesta de emergencia y sopesa si acusarlos por homicidio imprudente y lesiones por imprudencia. La base de la investigación es tajante: muchas de las muertes eran evitables”, señala el reportaje. Y cita a la jueza: Las muertes y la devastación “ocurrieron en un contexto de clara inacción por parte de la istración autonómica”.
Para el Post, “este caso ha adquirido una dimensión histórica porque, a diferencia de otros grandes desastres naturales recientes, la justicia española está evaluando imputaciones penales reales contra altos cargos políticos”.

Nueva Orleans quedó arrasada tras el paso del huracán Katrina en 2005
Lo compara con dos casos relevantes: en Estados Unidos (2005), tras el huracán Katrina, “marcado por retrasos en la evacuación y en la ayuda humanitaria”, no se imputó a ningún responsable político, pese a las graves consecuencias humanas. En Alemania (2021), tras unas catastróficas inundaciones, “se estudió imputar a una dirigente de distrito por homicidio negligente, pero el caso fue finalmente archivado”.
“La negligencia tendría que ser enorme”, dice David Abramson, director del Centro de Ciencia de Desastres de Salud Pública de la Universidad de Nueva York. “Pero el caso de España llama la atención”, según el diario americano, “porque, a pesar de su magnitud, el desastre era también 'previsible', según la jueza. Valencia tiene una larga historia de inundaciones. Las montañas al oeste y la red de barrancos en descenso hacen de la ciudad costera un blanco habitual. La agencia meteorológica nacional había advertido cuatro días antes de que se formaría una gran tormenta en la costa mediterránea. Y la mañana de la inundación —a las 8:04— intensificó su aviso: “¡Precaución extrema! ¡El peligro es extremo!”. La principal universidad de Valencia canceló las clases de forma preventiva”.
No se olvida el Post de que “el caso adquiere tintes políticos por la responsabilidad del presidente regional, Carlos Mazón, cuya gestión ha sido muy criticada por las víctimas, aunque por su cargo solo puede ser juzgado por un tribunal superior”. Recuerdan los autores del reportaje que Mazón ha rechazado la posibilidad de declarar que le ofreció la jueza, pero sí destituyó un mes después a la responsable de Emergencias, Salomé Pradas, “quien ha declarado no tener experiencia en la materia”.
No se olvida el Post de que “el caso adquiere tintes políticos por la responsabilidad del presidente regional, Carlos Mazón
Los periodistas del Washington Post abren su reportaje relatando el drama de Dolores Ruiz, que perdió a su marido y dos hijos en la riada. Y concluyen refiriéndose a su testimonio en sede judicial: “La experiencia de Ruiz en las inundaciones de octubre empezó como una tragedia personal. Ahora, es una prueba”.