En los años sesenta, no era extraño que una familia española acogiera a otra que había emigrado a la ciudad desde el pueblo. Son cientos las historias que cuentan nuestros mayores relacionadas con ese reagrupamiento familiar lejos del mundo rural, que abandonaron en busca de mejor suerte. “La historia se repite ahora, pero con los migrantes. Hay familias completas viviendo en una misma habitación y pisos alquilados por dos parejas porque, solas, no pueden afrontar la renta”, asegura Nora García Donet, presidenta de la Asociación de Inmobiliarias de la Comunitat Valenciana (ASICVAL).
Explica a La Vanguardia que en el sector inmobiliario llevan tiempo dándose cuenta del fenómeno, pero ante el crecimiento, decidieron incluir este año la pregunta en la Encuesta sobre el alquiler de vivienda habitual que realiza la Federación Nacional de Asociaciones Inmobiliarias (FAI), la Sociedad Española de Alquiler Garantizado y dicha asociación. Han contestado de forma aleatoria 706 profesionales inmobiliarios procedentes de toda España, 93 de la Comunidad Valenciana. Y las conclusiones arrojan un llamativo 7,5% de casos en los que el arrendatario del alquiler son, en realidad, varias unidades familiares.
“Llevamos años viéndolo, pero ahora con más fuerza”, explica la presidenta de la Asociación de Inmobiliarias de la Comunitat Valenciana
Aún así, el perfil mayoritario de persona arrendataria es el de una pareja sin hijos (60,2%), seguida de las parejas con hijos (59,1%), las personas solas (20,4%). Sin embargo, el fenómeno del piso compartido ha ido ganando adeptos y las personas que comparten piso representan ya en Valencia el 19,3%, ya sean amigos (11,8%) o esta nueva modalidad de varias unidades familiares compartiendo vivienda, que se queda en el 7,5%.
Pueden ser una familia que acoge a un amigo, otra que acoge un conocido, un compatriota... “Generalmente son este tipo de perfiles, gente que no puede acceder a una vivienda y que consigue ayuda de sus amigos o conocidos. Lo llevamos años viendo, pero ahora con mayor fuerza y por eso lo empezamos a monitorizar, para ver cómo evoluciona”, explica la presidenta de ASICVAL.
El sector habla de “crisis habitacional” y pide un “gran Pacto de estado por la vivienda”
Alerta también García Donet que no está pasando solo con población migrante, sino que adultos, mayores de 45 años, sin recursos suficientes para hacer frente al precio de la vivienda, apuestan por estas modalidades, una realidad que dicen empeora en esta crisis de la vivienda y que desde el colectivo piden se aborde de manera transversal con políticas que abarquen urbanismo, transporte, fiscalidad y desarrollo territorial, e implicando a la istración a todos los niveles en un gran Pacto de estado por la vivienda.
Otros datos que deja la encuesta son referentes a la edad de los arrendatarios, que descubre que las personas que más alquilan vivienda en la Comunidad Valenciana tienen entre 20 y 30 años (45,2%), seguidas de las que tienen entre 30 y 40 años (44,1%) y las que tienen entre 40 y 50 años (10,8%). La edad media de las personas arrendatarias es de 35,6 años. Hace cinco años, la media de edad se situaba en los 31,5 años.
Respecto al uso destinado a la vivienda de alquiler, el 93,5% arrenda una vivienda como primera residencia, el 12,9% como piso de estudiantes, el 11,8% por motivos profesionales, y el 4,3% como segunda residencia. Las viviendas más alquiladas por parte de las inmobiliarias valencianas tienen una media de 80,8 metros cuadrados.
Crisis de vivienda
Del piso compartido a las nuevas soluciones habitacionales
Nora García Donet, presidenta de ASICVAL, llevaba tiempo viendo como entraba en su agencia inmobiliaria, RK Igarka, gente a la que no podían dar solución habitacional cuando ideó con su equipo un nuevo proyecto inspirado en la ONG Hogares Compartidos, un programa de acompañamiento psicosocial en viviendas supervisadas para personas mayores de 60 años que sean pensionistas, con la que llevaba tiempo colaborando. De ahí nació el proyecto “Apachando”, que tiene como objetivo proporcionar soluciones habitacionales a personas que no pueden asumir un alquiler, al tiempo que ofrece compañía y apoyo a personas mayores que viven solas, iniciativa premiada. Los precios de estos alquileres están por debajo del precio de mercado y buscan garantizar no solo solución habitacional sino también una convivencia duradera y estable para sus s.