¿Las autonomías nos hacen más felices?

Investigación académica

Un estudio revela que los ciudadanos de países descentralizados presentan mayores niveles de felicidad que los de estados unitarios

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez y el Rey, Felipe VI, en el centro de la imagen durante la foto de familia a su llegada a la XXVII Conferencia de Presidentes, en el Palacio de la Magdalena, a 13 de diciembre de 2024, en Santander, Cantabria (España). La conferencia se celebra tras más de dos años sin convocarse, en una cita en la que el foco está puesto en la financiación autonómica en Cataluña, aunque el orden del día también incluye vivienda, migración y sanidad.

El presidente del Gobierno y el Rey, en el centro de la imagen, a su llegada a la XXVII Conferencia de Presidentes, en el Palacio de la Magdalena, en diciembre pasado, en Santander.

Nacho Cubero - Europa Press / Europa Press

La búsqueda de la felicidad es un derecho inalienable. Figura incluso en la declaración de independencia de los Estados Unidos. Por ello, este país organizó “sus poderes en la forma” que ofreciera “las mayores probabilidades” de alcanzarla (en su caso, mediante un modelo de organización federal). Y lo cierto es que un estudio publicado por la revista Publius. The Journal of Federalism confirma que la organización descentralizada de un Estado contribuye sensiblemente a la felicidad de sus ciudadanos. Los autores de este trabajo son los profesores de la UPF y la UB Ignacio Lago, Cristina de Gispert, Núria Bosch y Maite Vilalta.

La tesis central del estudio Decentralizing happiness se resume en estos términos: “Los países con estructuras de gobierno descentralizadas reportan niveles más altos de felicidad”. Además, la felicidad se acentúa “cuando los servicios locales se financian mediante transferencias desde niveles superiores de gobierno, en lugar de por impuestos locales”. Naturalmente, a la felicidad colectiva contribuyen muchos otros aspectos. Y, de hecho, la felicidad varía notablemente entre países (desde el 2,38 de Afganistán al 7,78 de Finlandia, en una escala de 0 –mínimo– a 10 –máximo).

La felicidad es mayor cuando los territorios autónomos se financian con transferencias y no con impuestos propios

A partir de ahí, es lógico preguntarse qué “factores moldean realmente los niveles de felicidad”. Pero también es cierto que existe una “previsible correlación positiva entre felicidad y descentralización”. En primer lugar, la descentralización fiscal brinda “posibles ganancias de bienestar” al lograr una asignación más eficiente de los recursos en el sector público. Y en segundo lugar, las unidades territoriales “subestatales” (las Comunidades Autónomas en España) permiten “una toma de decisiones más localizada”, lo que puede conducir “a políticas que reflejen mejor las necesidades y preferencias de las poblaciones regionales”. Sin olvidar que la proximidad de las instituciones a los residentes “aumenta el control ciudadano” sobre la gestión pública.

De ahí que, desde la Segunda Guerra Mundial, la gobernanza se haya descentralizado cada vez más. Y España ha ocupado un lugar muy relevante en esa “era de la regionalización”. Ahora bien, el estudio no ha ignorado la importancia de variables de control (de la felicidad) como el PIB per cápita, la tasa de desempleo, la puntuación de la democracia o la esperanza de vida. Sin embargo, “aunque las condiciones económicas son vitales, la calidad de las instituciones políticas también influye de manera significativa en la felicidad colectiva”. Y el estudio constata “que, a medida que los países se desarrollan, la calidad de la gobernanza se convierte en un determinante más crítico de la satisfacción con la vida”. Es más, los datos revelan que “los efectos de la descentralización sobre la felicidad no difieren demasiado entre países desarrollados y en desarrollo”.

Las políticas locales son más efectivas para reducir la desigualdad en áreas cruciales como educación o sanidad

A partir de ahí, y tras ponderar los distintos factores que influyen en los niveles de felicidad, el estudio de la “caja negra de la descentralización” ha permitido “examinar los mecanismos específicos que impulsan su efecto sobre la felicidad”. Según el estudio, “cuantos más recursos tienen los gobiernos subcentrales, mejor pueden satisfacer las necesidades ciudadanas”. Y cuanto mayor sea el gasto subcentral, mayor será la felicidad”, ya que “la descentralización y las políticas locales pueden ser más efectivas para reducir las disparidades y mejorar la eficiencia del gasto” (en áreas cruciales como la educación, la sanidad o las infraestructuras).

La correlación entre descentralización y grado

de felicidad

8

Felicidad (0-10)

7

ESP

6

5

4

0

0.1

0.2

0.3

0.4

0.5

0.6

0.7

0.8

Proporción del gasto total descentralizado

Fuente: Decentralizing happiness

LA VANGUARDIA

La correlación entre descentralización y grado

de felicidad

8

Felicidad (0-10)

7

ESP

6

5

4

0

0.1

0.2

0.3

0.4

0.5

0.6

0.7

0.8

Proporción del gasto total descentralizado

Fuente: Decentralizing happiness

LA VANGUARDIA

La correlación entre descentralización y grado de felicidad

Felicidad (0-10)

8

7

ESP

6

5

4

0

0.1

0.2

0.3

0.4

0.5

0.6

0.7

0.8

Proporción del gasto total descentralizado

Fuente: Decentralizing happiness

LA VANGUARDIA

Eso sí, “los beneficios percibidos de la toma localizada de decisiones están entrelazados con el efecto psicológico de la ‘ilusión fiscal’”. O sea, “los ciudadanos no perciben el verdadero costo de los servicios públicos locales cuando estos se financian mediante transferencias”. Por el contrario, “si la financiación subcentral (autonómica en España) proviene de los impuestos locales, los ciudadanos tienen una mejor percepción del costo de los servicios públicos” descentralizados. Y ese “coste o carga fiscal afecta negativamente a su sentido de felicidad”. Es decir, “la felicidad varía si el modelo de financiación subnacional depende más de los impuestos o de las transferencias”. Y de ahí que “la financiación (territorial) a través de impuestos (autonómicos) tienda a disminuir la felicidad.”

La satisfacción media es de 6,7 en los países descentralizados, frente al 5,5 en aquellos sin regiones autónomas

Finalmente, las cifras que maneja el estudio confirman sus hipótesis. Los países centralizados, sin regiones o autonomías, tienen una puntuación media de felicidad ligeramente superior a 5,5. Por el contrario, “los países descentralizados, con unidades subestatales independientes, presentan una puntuación media de felicidad sustancialmente superior, en torno a 6,7”. Y globalmente, los estados unitarios tienen un índice de felicidad promedio de alrededor de 5,4, mientras que los estados federados registran un promedio de felicidad más alto: de aproximadamente un 6,0. Tomen nota los profetas del apocalipsis territorial.

Proporción del gasto subestatal con respecto al gasto total del gobierno del país

8

Felicidad (0-10)

7

ESP

6

5

4

0

0.1

0.2

0.3

0.4

0.5

0.6

0.7

0.8

Proporción del gasto total descentralizado (0 a 1)

Fuente: Decentralizing happiness

LA VANGUARDIA

Proporción del gasto subestatal con respecto al gasto total del gobierno del país

8

Felicidad (0-10)

7

ESP

6

5

4

0

0.1

0.2

0.3

0.4

0.5

0.6

0.7

0.8

Proporción del gasto total descentralizado (0 a 1)

Fuente: Decentralizing happiness

LA VANGUARDIA

Proporción del gasto subestatal con respecto al gasto total del gobierno del país

Felicidad (0-10)

8

7

ESP

6

5

4

0

0.1

0.2

0.3

0.4

0.5

0.6

0.7

0.8

Proporción del gasto total descentralizado (0 a 1)

Fuente: Decentralizing happiness

LA VANGUARDIA

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...