Del duelo al futuro: cómo la familia Gramona ha trasformado el dolor en impulso

Bodega centenaria 

La casa centenaria de espumosos del Penedès ha reordenado su legado tras la muerte de Xavier Gramona, abriendo una nueva etapa con una estructura más coral, abierta y multigeneracional

La sexta generación de esta familia no quiere imponer una visión nueva, sino acompañar la que ya existe

Gramona

De izquierda a derecha: Roc, Jaume y Leonard Gramona 

Blai Carda Torne

Han pasado ya dos años desde que la muerte repentina de Xavier Gramona, bodeguero visionario e impulsor del sello Corpinnat, sacudiera los cimientos de la casa centenaria de espumosos que recibe su apellido en Sant Sadurní d’Anoia. Un suceso tan inesperado como devastador -especialmente para su hijo Leo y sus primos Jaume y Roc, que se encontraban en la bodega en el durísimo momento del accidente- que ha obligado a redistribuir el peso del legado en silencio, pero con paso firme. Con ello se ha abierto una nueva etapa en la que el relevo generacional ya no se vive como una amenaza, sino como una oportunidad para seguir creciendo sin traicionar el espíritu de quienes abrieron camino.

“Si yo me muero mañana, sé que Gramona sigue”, dice Jaume Gramona, presidente ejecutivo, enólogo y guardián técnico de la primera firma de espumosos que apostó en el Penedés por crianzas largas y sostenibilidad. No hay resignación en su frase, sino una mezcla de pragmatismo y orgullo. Porque lo que durante décadas fue una historia de complicidad entre dos primos -él y Xavier-, hoy se proyecta hacia el futuro con una estructura más coral, abierta y multigeneracional.

Plantación de viña con diseño en línea clave, que sigue las pendientes del terreno para aprovechar al máximo el agua de lluvia.

Plantación de viña con diseño en línea clave, que sigue las pendientes del terreno para aprovechar al máximo el agua de lluvia.

Gramona

Leo, Roc y Martí Gramona -la sexta generación- han ido tomando posiciones con discreción, pero con un compromiso evidente.  “Ahora decidimos en equipo entre todos los responsables de área. Creo que estamos haciendo justo lo que a Xavier le hubiera gustado que hiciéramos”, explica Jaume, añadiendo que él ya había empezado a delegar tareas técnicas en su hijo Roc desde hacía tiempo, incluso lo tuvo como alumno en la universidad. Xavier, por su parte, aunque no lo había hecho formalmente, dejó un equipo sumamente preparado. Lo demuestra el que, tras su ausencia, los distintos departamentos se hayan cohesionado como nunca antes. 

Ahora decidimos en equipo entre todos los responsables de área. Creo que estamos haciendo justo lo que a Xavier le hubiera gustado que hiciéramos

Jaume Gramona Presidente ejecutivo de Gramona 

La sexta generación no ha llegado a Gramona con la intención de imponer una visión nueva, sino de acompañar la que ya existe. “Nuestra misión es aportar sin estropear lo que ya está hecho”, explica Roc con convicción. Como su padre, estudió enología y completó su formación en algunas de las zonas vinícolas más exigentes del mundo: Priorat, Montilla, Portugal, Borgoña, California... Viajó con la intención de volver distinto, sin saber que lo que aprendería fuera no le acabaría pareciendo tan interesante como lo que entendió tras regresar a casa. 

Gramona

De izquierda a derecha: Roc y Leonard Gramona 

Blai Carda Torne

“Al principio intentaba replicar lo que había visto: técnicas, varietales, estilos -cuenta-. Pero con el tiempo vi que el verdadero reto es profundizar en lo que te hace único. En nuestro caso, es el territorio, la historia y la manera de elaborar”.

Esa necesidad de tener un espacio propio -más libre y  experimental- se concretó en 2018 con el nacimiento de Enclòs de Peralba, el proyecto que lidera junto a su primo Leo Gramona,  un vino al que muchos expertos (como Santi Rivas) ya le atribuyen la etiqueta “de culto”. “Queríamos explorar los crus del Penedès sin comprometer la marca madre. Al principio teníamos roles técnicos -yo en I+D, Leo en exportación- y poco a poco fuimos asumiendo más responsabilidad. Este proyecto fue una forma de demostrar que podíamos estar al frente sin necesidad de imponer un cambio radical”, explica Roc. 

Roc y Leo Gramona 

Esa necesidad de tener un espacio propio -más libre y experimental- se concretó en 2018 con el nacimiento de Enclòs de Peralba

El resultado ha sido doblemente valioso: por un lado, Enclòs ha permitido a la sexta generación desarrollarse con autonomía; y, por otro, ha funcionado como banco de pruebas para incorporar aprendizajes a Gramona. “Ahora estamos buscando sinergias. No tiene sentido mantenerlos separados como el agua y el aceite. Al final, llevamos el mismo apellido y compartimos una visión común”.

Y continúa: “Lo gratificante no es solo hacer vino, sino poder contar desde él una historia. Nuestra historia”. En su caso, esta historia se escribe desde la tierra.  Pioneros en agricultura biodinámica desde hace más de dos décadas, hoy llevan esa filosofía a un plano aún más profundo. Han incorporado técnicas de análisis geosensorial, estudios fisicoquímicos de los suelos, interpretaciones microbiológicas, seleccionado cepas antiguas e incluso implementado nuevas formas de injerto in situ. 

Gramona

Botellas de vino espumoso Gramona, con tapón de corcho, durante su crianza en la cava histórica familiar  

Blai Carda Torne

Más allá de un eslogan, la sostenibilidad en Gramona es estructura. La bodega trabaja con energía geotérmica y fotovoltaica (que ahora expandirán con placas sobre una balsa flotante para no ocupar suelo agrícola), sistemas de recogida de aguas pluviales y tratamientos regenerativos. Colaboran con 14 viticultores del entorno para producir compost, biodinámicos y preparados propios. Tienen rebaños, gallinas, caballos de tracción animal y halcones para el control biológico. “Queremos que cada paso que demos esté conectado con la vida”, resume Jaume.

Más allá de un eslogan, la sostenibilidad en Gramona es estructura

El cambio climático, mientras tanto, avanza implacable. En 40 años, la vendimia se ha adelantado más de un mes. La respuesta de la bodega ha sido adaptarse sin rendirse: vendimian de madrugada para proteger la uva, han recuperado variedades tradicionales más resistentes y adaptan el ciclo vegetativo para mantener frescura sin renunciar a identidad. “Hacer vinos espumosos de larga crianza en el Penedès sigue siendo posible. Solo hay que hacerlo con precisión”, asegura Jaume.

Caballos en la granja biodinámica Gramona.

Caballos en la granja biodinámica Gramona.

Gramona

Roc, además, acaba de asumir la vicepresidencia de Corpinnat, la marca colectiva que agrupa a algunas de las bodegas más exigentes del Penedès. “Hay mucho trabajo, pero también muchas ganas. Se están sumando nuevas bodegas y el modelo está creciendo porque da respuestas donde antes solo había frustración”, explica.

También ha sido padre recientemente. Y con ello, ha entendido mejor a su propio padre. “Empiezas a pensar distinto. Yo crecí irando la figura de Jaume y, sin que nadie me obligara, quise seguir sus pasos. Con mis hijos quiero hacer lo mismo: no imponerles nada, pero transmitirles el amor por esta tierra”.

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