La confrontación política existente en Estados Unidos entre republicanos y demócratas supera cualquier comparación que podamos hacer con la situación que se vive hoy en Europa, a pesar de las ganas que parece que tienen algunos en nuestro país. El politólogo y colaborador de La Vanguardia Josep M. Colomer lo explica muy bien en su libro La polarización política en Estados Unidos cuando afirma que la existencia de solo dos partidos “promueve y exacerba el antagonismo y produce un conflicto sostenido”.
La policía dispara contra los manifestantes en Los Angeles
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca puede incrementar aún más este clima de polarización y amenaza con convertirse en un problema de orden público. Es lo que está sucediendo estos días en California, donde Trump ha enviado a 2.000 de la Guardia Nacional “para liberar Los Ángeles de la invasión migratoria y poner fin a los disturbios” en palabras de Pete Hegseth, secretario de Defensa. Su despliegue está causando el efecto contrario, ya que Los Ángeles es una ciudad cuya población está formada por un 50% de inmigrantes, la mayoría de ellos hispanos.
Las autoridades californianas no habían solicitado la presencia de la Guardia Nacional y la medida les parece desproporcionada. Es la primera vez desde 1965 que un presidente activa a esta unidad del ejército sin que lo pida un gobernador. De hecho, Trump está en conflicto permanente con California, a la que ha amenazado con retirarle fondos federales por, por ejemplo, incluir a atletas transgénero.
La situación en Los Ángeles comienza a ser preocupante por el
enfrentamiento entre manifestantes y fuerzas de orden público. Después de asistir al asalto al Capitolio en enero del 2021, es fácil hacer un paralelismo con algunas distopías que la literatura y la filmografía americana nos ha presentado sobre la confrontación entre dos bandos. La película Civil War de Alex Garland es, seguramente, la más popular y la tenemos presente porque fue estrenada hace un año. El filme plantea una guerra entre dos grupos, unos partidarios del Gobierno y otros secesionistas, que quieren tomar la Casa Blanca. Ojalá se imponga la sensatez y Trump no busque excusas para acabar con sus enemigos políticos y tratar de perpetuarse un mandato más en el poder.
